domingo, 13 de enero de 2013

MITOS, FÁBULAS Y LEYENDAS

 
Ya hablamos sobre los cuentos y su adaptación para la radio. Pero la familia narrativa, a la que pertence el cuento, es muy fecunda. En ella hay muchas más formas, es decir, muchos más formatos.

Están los mitos. Estos son relatos anónimos, muy antiguos, que intentan responder a las preguntas fundamentales de la humanidad: de dónde venimos, quiénes somos, a dónde vamos. Los mitos explican el origen y el destino del mundo, de la vida, de los dioses. La mayoría de ellos son relatos de carácter religioso y, como tal, exigen un respeto especial a la hora de adaptarlos para radio. Desde los hombres de maíz del Popol Vuh hasta Adán y Eva expulsados del paraíso, todas las culturas nos regalan sus mejores tesoros de imaginación en los textos míticos.

Están las leyendas, que también provienen de la tradición oral y se transmiten como si fueran hechos históricos. Explican a las generaciones futuras el significado de las relaciones que los seres humanos han establecido con su entorno y entre ellos mismos. Una leyenda nos enseña por qué el pájaro chogüí canta tan dulcemente en las llanuras paraguayas. Otra nos hace ver en la hoja de la coca el rostro ovalado y cautivador de la indiecita boliviana, hija del curaca, de quien todos los jóvenes se enamoraban.

Los misterios de la naturaleza --el rayo, el arco iris, las originalidades de cada animal y de cada árbol-- se descifran en estas narraciones simbólicas. También la historia y el comportamiento de los humanos se vuelven legendarios. La Llorona en Venezuela y la Ciguanaba en El Salvador son una advertencia para los hombres casquivanos. Héroes y heroínas, santos sin altar, chasquis cansados en la puna y chullachaquis juguetones en la selva, todos entran, y nos hacen entrar, en el mundo asombroso de las leyendas.

Están las fábulas, cuando los animales protagonizan la historia. Éstas son explícitamente morales. La especie humana, la más violenta y menos civilizada que puebla la tierra, hará bien en aprender de los buenos modales y la conducta equitativa de los otros moradores del planeta. Todas las fábulas culminan, como sabemos, en una moraleja.

Y están los relatos de todo tipo, piezas narrativas muchas veces inclasificables de la tradición oral y escrita, siempre dispuestas a ser adaptadas para radio. Por supuesto, también podemos inventar nuestros propios cuentos e historias. Pero haciendo buenas adaptaciones, ganamos doble: entrenamos nuestra creatividad asomándonos a la de otros, y damos a conocer a un público masivo las extraordinarias narraciones que duermen en la memoria de los abuelos y en los anaqueles de las bibliotecas. ¡Hay demasiada literatura buena esperando este favor!

Los pasos que indicamos para la adaptación radiofónica de los cuentos sirven también para los mitos, fábulas, leyendas y toda clase de relatos. Un narrador o narradora irá llevando el hilo de la historia y se irán intercalando escenitas con personajes. La música y los efectos sonoros les darán el calor y el color necesarios a las producciones.


Una producción de RADIALISTAS APASIONADAS Y APASIONADOS / www.radialistas.net

viernes, 14 de diciembre de 2012

¿CÓMO ADAPTAR CUENTOS PARA HACER UN RADIOTEATRO?

Tres trucos para una buena adaptación radiofónica.


Hay cuentos para dar y tomar. Cuentos infantiles y de adultos, cuentos realistas y de pura fantasía, cuentos de amor y de terror, históricos y de aventuras, cuentos de la tradición oral y otros que encontramos en internet.

El cuento pertenece a la “familia narrativa”. Es decir, en un cuento el narrador o la narradora son decisivos. En la “familia teatral”, por el contrario, los personajes y sus diálogos ocupan prácticamente la mayor parte del tiempo. En un cuento no. Incluso muchos escritores de cuentos prescinden de estos diálogos y escriben párrafos y párrafos de pura narración.

Si queremos adaptar un cuento para radio, la solución más fácil sería leerlo a una voz ante el micrófono con un fondo musical. Y listo. Pero podemos ser más creativas, más imaginativos. ¿Cómo hacerlo?

Lo primero es elegir bien el cuento. Que no sea muy enredado, que lo pueda entender la gente y le guste. Que tenga acción, que no sea muy intimista. Y que tampoco sea muy largo. Entre cinco y diez minutos es un tiempo razonable para un cuento radiofónico.

Elegido el cuento, hay que “marcarlo”. Toma un bolígrafo y señala los personajes, los principales y los secundarios. Separa las escenas para ubicar ahí las cortinas musicales. Sustituye algunas palabras difíciles o muy locales por otras de más fácil comprensión.

Hecho esto, aquí van los tres trucos princiaples para una buena adaptación:


1- Describir los sentimientos con música

Con las “cortinas” separamos las escenas. Pero con los “fondos” las calentamos. Si la escena es de amor, pon de fondo música romántica. Si es de miedo, pon música de suspense. (Si no tiene grandes emociones, no pongas ningún fondo.) Puedes traducir muchos sentimientos de los personajes descritos por el narrador poniendo los fondos adecuados.

2- Describir el ambiente y las acciones con efectos

Muchas descripciones del paisaje o de lo que ocurre en la historia pueden sustituirse con los efectos de sonido correspondientes. Si en el cuento se anuncia una tormenta, bastan unos truenos lejanos para sugerirla. Si los personajes esperan la llegada de un auto, pon un ruido de motor que se acerca.

Los efectos le dan color a la narración. A veces, pueden sustituir a las palabras que los describen. Otras veces, reforzarlas. Por ejemplo, supongamos que en el cuento se dice: “Gira que te gira el viento, y no se cansa el viento de girar.” Este lindo texto perdería si lo eliminamos y sustituimos simplemente por un silbido de viento. En este caso, podemos mantener las palabras y las reforzamos con el efecto.

3- Traducir la narración de los hechos a diálogos

Este es el mayor desafío que enfrenta quien adapta. Para conseguirlo, debe haberse familiarizado con los personajes del cuento, porque los va a hacer hablar según sus caracteres. El mejor punto de apoyo para lograr esto son los diálogos ya existentes en el mismo cuento, aunque tal vez sean breves.

Atención. No se trata de eliminar al narrador, pero sí de desplazar el acento de la historia hacia escenas teatralizadas por los actores.

Dicen que el arte de quien adapta consiste en combinar la fidelidad al autor del cuento con la libertad para traducir su obra al lenguaje propio del medio radiofónico.

fuente: http://radialistas.net

domingo, 25 de noviembre de 2012

“Oda heroica a las hermanas Mirabal”,

«No hubo blancura igual a su blancura,
nardo, azucena, lirio…magnolia de su carne,
carne hecha para el beso, fue pasto de las balas,
las Mirabal cayeron bajo el plomo cobarde.

No hubo dulzura igual a su dulzura,
los ríos se crecieron para llorar por ellas,
palomas con el pecho florecido en claveles,
las Mirabal cayeron de cara a las estrellas.

Ayudadme a subirlas al pedestal de piedra,
donde grava la historia los nombres de sus mártires,
ayudadme a decir qué cosa grande hicieron
estas mujeres- cíclopes, estas mujeres-ángeles

El ojo de la bestia les siguió la pisada,
ojo y plomo a la espalda, como hacen los cobardes,
la tierra abrió los brazos para ceñir sus cuerpos,
las Mirabal cayeron taladas como árboles…»



Las manos del verdugo deshojaron los nardos,
cortaron, como tallos las lenguas silenciadas,
las estrellas besaron su carne por vez última,
Las Mirabal cayeron con el plomo a la espalda.

Mas ya el nardo no es nardo, pues se ha vuelto piedra,
piedra el enhiesto puño. Piedra la frente alta,
piedra el pecho y los ojos y la boca sin lengua.
Las Mirabal cayeron para alzarse en estatuas.

Y sus bocas, sin lenguas, han de seguir hablando,
y sus tres corazones palpitando en la piedra,
perennemente vivas en el alma del pueblo,
Las Mirabal cayeron para volverse eternas.

Poema épico de la dominicana Carmen Natalia Martínez (fragmento)

sábado, 21 de abril de 2012

LA TELESITA


LA TELESITA
(Chacarera)
Letra: Agustín Carabajal
Música: Andrés Chazarreta
 
Telesita la manga mota
¡Ay! Telésfora Castillo
tus ropitas están rotas
tus ojos no tienen brillo
por las costas del Salado
lo has perdido tras del monte
tus pasos van extraviados.
o buscando el horizonte.
 
 
No preguntes por tu amor
Con un bombo soñador
porque nunca lo hallarás
y un violín sentimental
un consuelo a tu dolor
un cieguito al encordao´
en el baile encontrarás.
el baile va a comenzar.
 
 
Por esos campos de Dios
Tu esperanza se perdió
te lleva tu corazón
dele bailar y bailar
sin saber que tu danzar
lleva tu pecho un dolor
es tan solo una ilusión.
pero no sabes llorar.
 
 
Rezabaile del querer
Pobre niña que un fogón
con su música llevó
tu cuerpito calcinó
pies desnudos bajo el sol
y en la noche de los tiempos
La Telesita llegó.
todo el pueblo te lloró.
 
 
Estribillo:
Estribillo:
Y así te verán bailando
Y así te verán bailando
loca en cada amanecer
loca en cada amanecer
como metida la danza
como metida la danza
muy adentro de tu ser.
muy adentro de tu ser.


                                                     LA TELESITA (Jorge Cafrune)


He venido Telesita, 

como aquel que no hace nada, 

a dejarte el corazón, 

y llevarme tu mirada. 


Aquí me tienes, vidita, 

deshecho por tus amores, 

mi corazón padeciendo, 

penas de todos colores. 


Aunque encerrada te tengan, 

en cal y canto y arena, 

si tu amor es como el mío, 

sabrá borrar las barreras. 


Yo te he’i de querer, vidita, 

aunque todos se me opongan, 

soy un gavilán constante, 

cuando sigo una paloma. 


De vicio te estoy mirando, 

cara a cara y frente a frente, 

y no te puedo decir, 

lo que mi corazón siente. 


Telesita, Telesita, 

la dueña de mis amores, 

no permitas que me acabe, 

sin gozar de tu favor. 


Yo sé que me andas queriendo, 

aunque no me digas nada, 

lo que no dicen tus labios, 

me lo dice tu mirada. 


Si me quemo, no me apagues, 

déjame seguir quemando, 

siempre que sean tus amores, 

los que me estén incendiando. 


Ahí tienes mi corazón, 

dale muerte si tú quieres, 

pero como estás adentro, 

si lo matas, también mueres. 


Mucho me temo, vidita, 

no complacer tus deseos, 

si mi corazón se calla, 

los dos juntos moriremos. 


Al cajón en que me entierren, 

que no lo claven con clavos, 

clávalos vos, Telesita, 

con los besos de tus labios. 


Telesita, Telesita, 

la dueña de mis amores, 

no permitas que me acabe, 

sin gozar de tu favor.

Cosmogonía Guaraní


Ñamandú, dios supremo de la creación se creó a sí mismo en medio del caos y las tinieblas. Iluminado por su propio corazón, ya que el sol no existía, se irguió desde los pies y convirtió sus brazos y manos en ramas que agitaba el viento.
Una corona de flores rodeó su cabeza mientras revoloteaba el colibrí, el pájaro primero.
Después creó la palabra (ayvú) -lo que confiere a los guaraníes su condición de elegidos y destinados a la inmortalidad-, entendida como la expresión de la humanidad como colectividad solidaria, no como ser individual.
De sus palabras surgieron luego los dioses, padres de los hombres: Jakairá, Karaí, Tupá y Ñamandú Py’a Guasú.
Luego desplegó la tierra y la bóveda celeste a la que sostuvo con cuatro palmeras pindó azul, al Este, Al Oeste, al Norte y al Sur, y agregó otra en el centro.
Una vez concluida esta parte, surge el mundo subterráneo, el terráqueo y el acuático, así como el día y la noche.
Más tarde entregó a cada dios creado de su palabra una facultad sobre las cosas: dio a Tupá el agua y lo fresco, a Karaí el fuego y el calor, a Jakairá la niebla y el humo, a Ñamandú Py’a Guasú el coraje.
Al fin y al ver que ya estaban dadas las condiciones materiales creó a los seres humanos con parte de la niebla y ordenó a Karaí que les pusiera algo de fuego en el corazón y a Tupá que les cediera un poco de frescura.
Luego, les dio a los hombres sus leyes para que las aprendieran y las cumplieran.
Cumplida su tarea, se retiró a descansar.

Basado en el libro:
Ayvy Rapyta—León Cadogan
Adaptación escolar realizada por:
  • Virgilio Oscar Benitez (Karai Henchyroã)-Maestro de Lengua y Cultura Guaraní Escuela Intercultural Bilingüe Nº .Mbororé.
  • José Javier Rodas-Docente Especialista en Alfabetización Intercultural Escuela Intercultural Bilingüe Nº .Mbororé.